Cómo ver las auroras boreales en Noruega
Por Ana Martínez Collado, coordinadora de quirófano, CMA y hemodinámica en el Hospital Universitario Viamed Santa Elena
Siempre que alguien me pregunta por mi etapa en Noruega, inevitablemente acabo hablando de las auroras boreales. Viví allí casi cuatro años, trabajando como enfermera, y puedo decir que ver una aurora en directo es una de las experiencias más emocionantes que existen.
No solo por su belleza, sino por la sensación de estar frente a algo mágico, natural y completamente impredecible. Saber que esas luces verdes y rosadas bailando en el cielo son el resultado de partículas solares chocando con la atmósfera terrestre, liberando energía en forma de luz, lo hace aún más impresionante. Es literalmente el espacio “pintando” el cielo sobre ti.
Si tuviera que dar mis recomendaciones, diría que la mejor época para viajar a Noruega con ese propósito es entre finales de septiembre y finales de marzo. En esos meses hay oscuridad suficiente y las noches son largas, lo que aumenta mucho las posibilidades de verlas.
Personalmente, haría base en Tromsø, una ciudad preciosa al norte del Círculo Polar Ártico, fácilmente accesible en avión y con una gran oferta de excursiones y tours especializados para “cazar” auroras. Además, Tromsø tiene una curiosidad fascinante: entre noviembre y enero vive la llamada “noche polar”, cuando el sol no llega a salir durante semanas. Sin embargo, la luz azul del mediodía y los reflejos rosados sobre la nieve crean un ambiente mágico. En cambio, en verano ocurre justo lo contrario: el sol nunca se pone y la ciudad vive el fenómeno del sol de medianoche.
También recomiendo considerar las islas Lofoten o la isla de Senja si se quiere combinar la búsqueda de auroras con paisajes únicos. Lofoten es famosa por sus montañas que caen directamente sobre el mar y por sus pueblos pesqueros tradicionales con casas rojas, los rorbuer. Senja, por su parte, es más salvaje y menos turística, ideal si buscas tranquilidad y naturaleza pura. Ambas ofrecen cielos oscuros y condiciones perfectas para observar auroras lejos de la contaminación lumínica.
Un detalle clave es alejarse de las luces de las ciudades y buscar noches despejadas: eso marca la diferencia. Por supuesto, el frío puede ser extremo, así que llevar ropa térmica en capas, botas impermeables, guantes gruesos y una batería extra para el móvil o la cámara es esencial (el frío descarga los dispositivos muy rápido).
Y ya que estás allí, te animo a aprovechar otras experiencias únicas: un paseo en trineo con perros husky, un safari de ballenas o una comida tradicional con cangrejo real, salmón, reno o incluso ballena. Noruega no solo te regala las auroras: te enseña a admirar la naturaleza en silencio, con respeto y asombro.
